Emilio Teno y Mariano Taborda comparten su octava clase, que indaga en uno de los grandes aportes de Manuel Puig: "la comprobación de que ningún enunciado es desechable". Al final del taller, hay recomendaciones de lecturas y un ejercicio narrativo.
Por Emilio Teno y Mariano Taborda (*)
Las décadas de 1960 y 1970 en la literatura argentina significaron, entre otras cosas, distintas posturas frente a la obra de Borges, entre otras: cómo seguir después de Borges. A comienzos de los sesenta ya estaba hecha esa obra única; el viejo, ya ciego, comenzó a recorrer el mundo, a recibir premios, distinciones. El consenso estaba construido: Borges es el escritor más importante de la literatura argentina. Nadie fue indiferente, esa forma inspirada de leer, pensar y escribir influyó a toda una generación -y luego a las siguientes- de escritores. Algunos decidieron que el camino trazado por Borges ya estaba agotado, que había que crear nuevos textos con ambientes, formas y precursores distintos. Juan José Saer es uno de los escritores que mejor construyó una poética personal, un universo de afecciones, una música: desde el comienzo su obra es orgánica, mira hacia el río, la escritura es morosa, expansiva, única. Otro escritor que también construye su obra en dirección distinta a la gravitación borgeana es Manuel Puig.
Nació en un pueblo, entre Buenos Aires y La Pampa, tierra seca, más apta para el pastoreo que para la agricultura; se crió en el rumor de las conversaciones de la madre con las vecinas, tal vez por eso nadie escribió diálogos como él; el radioteatro, el cine popular de Hollywood, las fiestas de los pueblos, los diarios, las cartas fueron el material cotidiano que Puig utilizó como combustible de su literatura, eso que estaba a un costado, los géneros menores. “Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar” o “Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argumento”, así comienzan dos de los grandes cuentos de Borges, la biblioteca, la erudición, son los materiales de trabajo; Manuel Puig se interesa más por el cine que por la literatura: su primera novela, “La traición de Rita Hayworth”, primero fue concebida como un guión cinematográfico. En 1968 se publicó “Boquitas pintadas”, un quiebre en la literatura argentina.
AGENDA 1935
Marzo
Martes 14, Santa Matilde, reina. ¡Agenda vieja y peluda! Hoy te empiezo con una viuda.
Miércoles 15, San César, mártir. Pedí adelanto 15 pesos para regalo vesino viuda, regalo viuda y gastos generales.
Sábado 18, San Gabriel Arcángel. Timba en «La Criolla», pasa Perico con el auto.
Domingo 19, San José. Milonga en el club, convidé a Pepe y a los hermanos Barros, dos bueltas. Me la deben para la próxima.
Miércoles 22, Santa Lea, monja. Cita a las 19, Clarita.
Jueves 23, San Victoriano, mártir. Cita en «La Criolla», Amalia, conseguir coche.
Sábado 25, Anunciación de la Virgen María. Viuda, 2 de la mañana.
Domingo 26, Pascua de Resurrección. Promesa ir Misa con mamá y Celina, 10 hs. (¿en camilla?).
Jueves 30, Beato Amadeo. Cita en «La Criolla», Amalia, pedir coche a Perico. Anular, gripe, pedir Pancho avice Amalia. No, Pancho peligroso, que espere la gorda, sentada para que no se canse.
“Boquitas pintadas” intenta el prodigio técnico de construir toda la narración sin un narrador convencional. En el pasaje de la agenda de Juan Carlos Etchepare podemos ingresar a la intimidad del personaje, sus gustos, intereses, hasta a su ortografía, es un artilugio muy eficaz para describir al personaje; no se parece a un narrador en primera persona pensándose a sí mismo, en este facsimilar de su agenda-diario no está la intención de contarle a un lector, la narración avanza de todos modos, sin la necesidad de un narrador decidido.
MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
HOSPITAL REGIONAL DEL PARTIDO DE CORONEL VALLEJOS
Fecha: 11 de junio de 1937
Sala: Clínica General
Médico: Dr. Juan José Malbrán
Paciente: Antonia Josefa Ramírez
Diagnóstico: Embarazo normal
Síntomas: Última menstruación segunda semana de abril, vómitos, mareos, cuadro clínico general confirmatorio.
Notas: Internación prevista en Sala Maternidad última semana de enero.
Paciente domiciliada en calle Alberti 488, como doméstica del Sr. Antonio Sáenz, soltera, no reveló nombre presunto padre.
Pasar duplicado ficha a Sala Maternidad
La información podría contarse con un narrador en tercera persona, en ese caso el lector se enteraría del embarazo, pero el acceso al documento genera un efecto muy distinto, lo implacable del certificado, la austeridad en la escritura, la falta de estilo le confieren un encanto particular. No podemos calificar de narrador a quien redactó (y no narró) el pasaje anterior. Estos materiales, a priori no literarios, cobran esa dimensión por estar intercalados de forma muy inteligente en la novela. Ya no es la biblioteca ni la referencia erudita; en Puig, el descarte, los textos intrascendentes, los documentos con intencionalidad informativa construyen la narración.
Necrológica de un diario, cartas, descripción de un álbum de fotos, descripción de un cuarto, una agenda, un narrador dice qué hicieron los personajes durante un día, una gitana tira las cartas, hoja de ruta de una fiesta popular, más cartas, el fluir de la conciencia de un personaje, una resolución ministerial, una denuncia policial, otras cartas, unos diálogos, otras denuncias, otros edictos, una confesión cristiana, otra necrológica. Así está hecha la novela “Boquitas pintadas”. Puig escribe una novela sin narrador puro. A todos esos discursos sociales, que no son narradores pero que pueden en el texto cumplir el rol del narrador, hacer avanzar la narración, les llamamos voces narrativas.
El siglo XXI aporta una cantidad innumerable de voces narrativas. El historial de búsqueda de Google sería una posibilidad muy potente de acceso a la intimidad del personaje: qué le interesa, en qué orden lo busca, por dónde navega cuando nadie lo ve. Hasta un texto horrible, antiliterario como el resumen de la tarjeta de crédito diría mucho del personaje, en qué gasta, cuánto, el consumo como forma de habitar el mundo.
Uno de los grandes aportes de Manuel Puig es la comprobación de que ningún enunciado es desechable, no hay descartes. El collage, la selección adecuada pueden convertir todo en literatura.
El efecto de familiaridad y a la vez de extrañeza de las voces narrativas es único. Es solo cuestión de mirar todo eso que de tan cotidiano se vuelve intrascendente: en el telegrama de despido, en el curriculum vitae, en la descripción de un producto a la venta en una plataforma, en la bio de Tinder; todas esas voces podrían hacer avanzar la narración, sin un narrador con la intención de narrar.
Lecturas:
“Boquitas pintadas” de Manuel Puig
“Fotos” de Rodolfo Walsh
Ejercicio de escritura:
Escribir un texto de ficción sin un narrador convencional, utilizar al menos tres voces narrativas distintas. Extensión máxima: mil palabras.
(*) Instagram @tallerdenarrativamdp
tallerdenarrativamdp@gmail.com